Glovo, que sigue tirando de repartidores autónomos pese a la prohibición de la “Ley Rider”, ha decidido cambiar su sistema de facturación con el objetivo de no ser acusado del incumplimiento de la ley. Este cambio consiste en que la compañía pasará a facturar únicamente la tasa de acceso, mientras que el servicio de reparto pasará a ser facturado directamente por los repartidores.
De esta manera, Glovo deja la responsabilidad legal sobre los supermercados y restaurantes con los que trabaja, exponiéndose a que estos abandonen sus servicios.
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