Desde mediados de los 90 la fuente de ventaja competitiva de las empresas ha evolucionado, pasando de una estrategia competitiva centrada en activos y economías de escala a una estrategia con el foco en el negocio.

Las empresas se han dado cuenta que la creación de valor nace de sus capacidades diferenciales: aquello que hacen consistentemente bien. La capacidad, en este contexto, se define como la capacidad de entregar constantemente un resultado relevante específico para el negocio.

Aquellas compañías que influyen en el entorno empresarial gracias a este tipo de enfoque estratégico se denominan “supercompetitors” y cambian la dinámica del entorno empresarial, condicionan la forma en que las industrias evolucionan.

Cada día surgen nuevos supercompetidores, pues las capacidades diferenciales de cada industria son escalables, mientras que aquellas industrias con una ventaja competitiva como el tamaño han disminuido en importancia.

Amazon es un claro ejemplo de supercompetidor en diversos sectores. Nació como una librería online y ha desarrollado su negocio hasta convertirse en el mayor retail online con información clara e intuitiva para el consumidor.

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